
Guatemala Las Brisas
La Finca
Marvin compró su primera parcela en la zona en el año 1990. A lo largo de estos años, ha mejorado sus prácticas agrícolas y replantado algunos de los árboles más viejos de la finca e implementado un sistema de gestión de sombra para mejorar la salud del suelo de la propiedad. También construyó su propio beneficio húmedo para procesar él mismo sus cafés para controlar y garantizar la calidad de su grano oro. Trabaja para optimizar un uso inteligente del agua, además de cuidar el procesamiento de las aguas residuales. De este modo, se asegura de que no se contamine el suelo ni las fuentes de agua. Su sistema consta de 8 estanques de aguas residuales, es decir: el agua se va filtrando de estanque a estanque hasta llegar al octavo donde queda ya limpia.
Marvin espera seguir creciendo y mejorando la calidad del café a partir de incorporar más fertilizantes orgánicos y sostenibles. Además, ayudar a su comunidad es una de sus metas principales ya que también se dedica a procesar cerezas de sus vecinos.
Beneficio
Las cerezas se recogen en el punto óptimo de maduración y se llevan a la despulpadora. Una vez retirada la piel y la pulpa, los granos pasan a los tanques de fermentación con agua durante 12 horas para retirar el mucílago adherido al grano.
Transcurridas estas 12 horas se llevan a los patios de secado al sol hasta que el grano llega a un 11% de humedad.
Origen
Mientras el café llegaba a Guatemala a fines del siglo XVIII, como ocurre con gran parte de las colonias de América Central y del Sur, su cultivo empezó a ganar fuerza en la década de 1860, con la llegada de inmigrantes europeos alentados por el gobierno guatemalteco a establecer plantaciones.
Las semillas y los esquejes de café se distribuyeron como un estímulo, ya que la principal cosecha de exportación del país (índigo) había fracasado recientemente, dejando a la población algo desesperada para encontrar un reemplazo agrícola. A fines del siglo XIX, Guatemala exportaba más de 140 toneladas de café al año. Hasta 2011, se encontraba entre los cinco mayores productores de café del mundo, aunque en los últimos años ha sido superado por Honduras.
Un gran porcentaje de la población de Guatemala, y por lo tanto también el sector cafetero, se identifica con uno de los más de 20 grupos indígenas reconocidos oficialmente y la mayoría de los agricultores son pequeños caficultores que trabajan independientemente entre sí, o formalmente afiliados en asociaciones cooperativas.
En 1960, los cafetaleros desarrollaron su propio sindicato, que desde entonces se ha convertido en el instituto nacional de café Anacafé (Asociación Nacional del Café), un centro de investigación, agente de mercadeo y organización financiera que ofrece préstamos y ofrece apoyo a los productores de las distintas regiones.
La región de Atitlán se encuentra en el extremo suroeste de Guatemala, a unos 120 kilómetros del Océano Pacífico. Es una de las cinco regiones volcánicas de Guatemala. El lago en sí es en realidad los restos de un volcán que entró en erupción hace 84.000 años. Conocida como la erupción de Los Chocoyos, fue una de las erupciones volcánicas más grandes de los últimos 100.000 años. La caldera resultante, un hueco en forma de caldero de un volcán colapsado, forma la forma del lago hoy.
Atitlán recibe su nombre de la palabra náhuatl que significa «el lugar donde el arco iris obtiene sus colores». El náhuatl lo hablaban los aztecas que una vez vivieron en la región. Hoy en día, los Kaqchikel y Tz’utujil, dos de las naciones que viven hoy a lo largo de las orillas del lago, son descendientes de los mayas.
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