En el artículo de hoy vamos a analizar las diferencias entre el café de origen frente a blend. Te explicaremos qué son, cuáles son sus cualidades y te daremos opciones de preparación.
Para empezar, la principal entre un café de origen y un blend radica en la intención detrás de su sabor. Además, la producción del café de origen es muy reducida. Por su parte, el café blend está compuesto por una mezcla de granos que diversifican el sabor.
Café de origen
El café de origen proviene de una única región, finca o cooperativa. Su sabor refleja el terruño, esto es, las características del suelo, la altura y el clima de donde se cultiva un varietal de Arábica determinado. Siempre bajo el cuidado de un caficultor muy experimentado.
Por fuerza, las cantidades de los mejores entre estos cafés son muy limitadas. Esa producción reducida y su su alto precio no las hacen atractivas para la industria. Así pues, el café de origen es ideal para quienes buscan matices específicos y una experiencia más singular. Además, es muy probable que no exista la posibilidad de repetir esa en un año cafetero.
En Cafés El Magnifico Claudia y Salvador Sans catan infinidad de muestras. El objetivo es encontrar esos perfiles únicos que tanto gustan a los cafeteros más exigentes y curiosos.
Café Blend
El blend es una mezcla de granos de diferentes orígenes, creada para equilibrar sabores, cuerpo y acidez. Un proceso en el que se busca consistencia en el perfil de sabor. Y eso resulta útil para cafeterías y marcas que quieren ofrecer a su cliente un café reconocible en cada taza.
Café de origen frente a blend
Si lo comparáramos con el vino, el café de origen sería como un vino de una sola viña, con sus particularidades y variaciones. Por su parte, el blend sería una mezcla de café pensada para alcanzar un equilibrio. Además de buscar, como en el caso de Cafés El Magnífico, una identidad propia.
También probamos muchos cafés para, en cada momento del año, tener los cafés en verde frescos. La intención es llegar al perfil de sabor sin que se noten los cambios de orígenes o regiones. Esta es otra parte esencial de nuestro oficio.
Por qué elegir un blend
Los blends son una opción interesante porque permiten crear perfiles de sabor equilibrados, consistentes y versátiles. Algunas razones de valoración son:
- Equilibrio de sabores. Al mezclar cafés de diferentes orígenes, se pueden compensar acideces, dulzuras y amargores, logrando un sabor más armonioso y, también, más personal.
- Consistencia. A diferencia de los cafés de origen, que pueden variar según la cosecha, los blends mantienen un perfil estable a lo largo del tiempo. Eso resulta ideal para cafeterías y marcas que buscan ofrecer una experiencia uniforme.
- Versatilidad: Se pueden diseñar blends específicos para distintos métodos de preparación (espresso, filtrado, cold brew), maximizando su rendimiento en cada uno.
- Creatividad y personalización: Permiten jugar con combinaciones de granos para destacar ciertas notas (chocolate, frutos secos, frutos rojos), ajustándose a distintos paladares.
- Optimización de costos: En algunos casos, los blends pueden combinar cafés de alta calidad con otros más accesibles, ofreciendo un buen producto a un precio competitivo.
En definitiva, los blends de café no son una mezcla al azar. Se trata de una composición cuidada que busca potenciar lo mejor de cada grano y ofrecer una experiencia de café única y accesible.
Café de origen frente a blends: ¿qué método de preparación elegir?
La elección entre un café de origen frente a blend depende de varios factores. Desde luego, uno de ellos es el método de preparación y la experiencia que se busca en la taza.
Métodos filtrados (V60, Chemex, AeroPress, Kalita…)
Mejor opción: Café de origen
- Estos métodos resaltan los matices y complejidades del café. Un café de origen con notas frutales, florales o ácidas se expresará mejor en filtrados, ya que la extracción es más lenta y delicada.
- Especialmente recomendados los de altura y con procesos lavados o honey.
Espresso y bebidas con leche (cappuccino, latte, flat white…)
Mejor opción: Blend
- Un espresso requiere equilibrio entre dulzura, acidez y cuerpo. Los blends diseñados para espresso suelen combinar cafés con notas achocolatadas, nueces o caramelo, logrando una taza más redonda y consistente.
- Si se usa café de origen, convienen los más balanceados y con buen cuerpo, como los de (ejemplo país?).
Cold brew y métodos en frío
Mejor opción: Blend o café de origen con notas dulces
- El cold brew suaviza la acidez y resalta dulzura y cuerpo, por lo que blends con perfil achocolatado funcionan bien.
- También van bien cafés de origen con notas dulces y afrutadas (Etiopía natural, Colombia, Guatemala).
Prensa francesa y moka italiana
Mejor opción: Blend o café de origen con cuerpo pronunciado
- La prensa francesa destaca la textura y aceites del café, por lo que blends con cuerpo y notas a chocolate, frutos secos o especias funcionan bien.
- En la moka italiana, que extrae con más intensidad, los blends diseñados para espresso también son ideales.
En resumen, para las preparaciones con métodos de filtrado, el café de origen de notas afrutadas, suele ser una gran opción. En cambio, si eres de espresso o preparaciones con leche, te recomendamos probar nuestros blends, que además contienen toda nuestra historia.
Historia de la mezcla de cafés
Ahora que hemos revisado las diferencias entre la dupla café de origen frente a blend, podemos situar históricamente la mezcla de cafés.
Desde luego, mezclar cafés de distintos orígenes es una práctica muy antigua. Seguramente ya lo debieron hacer los primeros comerciantes de café al poco de la llegada de los granos a Europa.
La práctica más antigua evoca dos de los primeros países exportadores ya que el Mocha-Java se hacía con granos procedentes de Yemen y de Java. En esta última zona, los holandeses habían promocionado el cultivo del cafeto para competir con Yemen hasta entonces único productor mundial.
El gran Julio Verne ya habla del café en Cinco semanas en globo. El escritor cuenta que los aventureros llevan entre sus pertrechos café de la mezcla Mocha, Puerto Rico y caracolillo. Asimismo, Balzac tenía una tienda en París donde le preparaban su mezcla favorita. Después, on 55 granos preparaba su café del que bebía ingentes cantidades cada día.
En Europa pues, durante gran parte del siglo XIX, fueron los comerciantes de alimentos de ultramar los que vendían el café al por menor. Puesto que se trataba de un producto escaso y muy caro mezclaban para asegurarse un suministro constante a sus clientes.
El café de la casa, House blend, Kaffe Mischung, Mélanage Maison… no podían faltar en estas tiendas. Además, en algunos casos acabarían convirtiéndose a través del éxito de sus cafés en algunas de las marcas tostadoras que han llegado hasta nuestros días. Es el caso de la italiana Lavazza, hoy una multinacional del sector.
La II Guerra Mundial como punto de infléxión
El gran salto a nivel de consumo se produjo después de la II Guerra Mundial. Ocurrió a nivel doméstico gracias a las cafeteras inventadas en industrializadas por Melitta y Bialetti. Pero también en la hostelería por la fabricación a gran escala de las cafeteras Espresso.
Todo ello acabó de dar un gran empuje a las marcas tostadoras. Sin duda, vieron en la mezcla una gran solución para la continuidad del sabor, la diferenciación y la propagación de su nombre. El café ya no era de un país productor, era de una marca tostadora lo que hacía que esta pudiera invertir en publicidad y conquistar mercados.
La mezcla de cafés en España
En España la palabra mezcla no ha tenido el amplio uso que se ha dado en los demás países productores por el uso del torrefacto. Ese producto se usaba para indicar el porcentaje de tueste natural y tueste torrefacto. Hemos acabado con la palabra inglesa blend muy a mi pesar.
Que la mezcla estuviera tan extendida no quiere decir que no se vendieran en pequeños tostaderos cafés de origen. Sí se hacía aunque fuera de forma genérica y se ofrecían Colombia, Brasil, Costa Rica, etc…
En Londres, Higgins tostaba Tanzania y en Paris, la Maison Verlet varios orígenes tan exóticos como Martinica o Reunión.
Hasta aquí un poco de historia para constatar todo es evolución y no revolución.